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Autoclave

Un autoclave es una cámara de presión que se usa para esterilizar objetos. Fue inventado por Charles Chamberland en 1879. En un autoclave se usa vapor bajo presión para esterilizar los objetos que se encuentran en su interior. La alta presión provoca que el vapor alcance altas temperaturas. El vapor es uno de los transmisores de calor más efectivos que existen. Por lo tanto, es eficaz para matar células y proteínas coagulantes.

Las temperaturas y presiones más efectivas que se usan en un autoclave son 115 °C/10 libras por pulgada cuadrada (psi), 121 °C/15 psi, y 132 °C/27 psi. Cuanto más alta sea la temperatura y la presión, menor el tiempo requerido para completar la esterilización.

El autoclave sigue siendo una de las herramientas estándar a la hora de procesar instrumentos quirúrgicos de acero y tejidos resistentes al calor. Por desgracia, los objetos que son sensibles al calor y a la humedad pueden deformarse o derretirse bajo condiciones tan extremas. En estos casos, el tratamiento de óxido de etileno y la radiación son alternativas más apropiadas.

El autoclave se muestra como un gran cilindro oval de color gris y en posición vertical. Dentro del cilindro hay un cubo colocado sobre un soporte, rodeado por una capa de aislamiento llamada «camisa». Encima del cilindro hay una tapa con un manómetro, una válvula de seguridad, una válvula de escape y unas tuercas que mantienen la tapa en su posición.

Figura 1: Diagrama de un autoclave.

El funcionamiento de un autoclave consta de tres fases:

  • Fase de calentamiento: el vapor entra en la camisa esterilizante y se elimina el aire de la cámara esterilizadora.
  • Fase de esterilización: los objetos se exponen al vapor a una temperatura concreta durante un periodo de tiempo concreto.
  • Enfriamiento: la presión vuelve a niveles atmosféricos en el interior del autoclave y se secan los objetos.