Evolución convergente
En algunos casos, los fenotipos similares evolucionan de forma independiente en especies relacionadas lejanamente porque se adaptan al mismo entorno o a nichos ecológicos similares. Por ejemplo, el vuelo ha evolucionado tanto en murciélagos como en insectos, y ambos tienen alas, que son adaptaciones para volar. Sin embargo, las alas de los murciélagos y de los insectos han evolucionado a partir de estructuras originales muy diferentes. Este fenómeno se llama evolución convergente, donde rasgos similares evolucionan de forma independiente en especies que no comparten un ancestro común reciente. Las dos especies desarrollaron la misma función, volar, pero lo hicieron de forma independiente entre sí.
Otro ejemplo: el zorro ártico y la perdiz blanca, en la región ártica, han seleccionado fenotipos blancos estacionales durante el invierno para mimetizarse con la nieve y el hielo. Estas similitudes ocurren no debido a un ancestro común, sino a presiones de selección similares, cuyos beneficios no están siendo percibidos por los depredadores.
El pelaje blanco de invierno del zorro ártico (izquierda) y el plumaje de la perdiz blanca (derecha) son adaptaciones a sus entornos. (Fuente: fragmento de una fotografía de Keith Morehouse)