Uso de la energía
Nuestros cuerpos necesitan la energía producida mediante la síntesis del ATP. Nuestras células pueden producir ATP a través de la oxidación de la glucosa por medio de la respiración celular aeróbica o la fermentación del ácido láctico, dependiendo de la disponibilidad de oxígeno. Cuando hacemos ejercicio, nuestras necesidades energéticas aumentan y la glucosa se consume a mayor velocidad. Además, el consumo de oxígeno de la cadena de transporte de electrones aumenta, lo que provoca una respiración fuerte. Podemos medir el consumo de oxígeno utilizando la espirometría.
En situaciones de bajo oxígeno durante largos períodos de tiempo, el ácido láctico puede acumularse y provocar acidosis láctica.
La importancia de la respiración aeróbica se ve reflejada en las consecuencias que tiene bloquearla: las células no son capaces de producir la energía que nuestros cuerpos necesitan para mantener las funciones vitales, lo cual puede llevar incluso a la muerte del organismo. Por otro lado, incrementar la respiración aeróbica, por ejemplo, aumentando la disponibilidad de oxígeno por medio del dopaje con sangre provoca un aumento de la producción energética que se utiliza para mejorar el rendimiento de los atletas.