Eucariotas frente a procariotas
Las células se dividen en dos categorías principales: células procariotas y células eucariotas. Las células procariotas abarcan los organismos unicelulares: las bacterias y las arqueas. Las células animales, las células vegetales, los protistas y los hongos son eucariotas. Los virus no se incluyen en estas categorías, puesto que no son organismos vivos independientes, sino que dependen de células vivas que actúan como huéspedes para reproducirse.
Todas las células vivas comparten cinco componentes: membrana plasmática, citoplasma, ADN, ribosomas y citoesqueleto. No obstante, las células eucariotas y las procariotas son diferentes en muchos aspectos.
Las células eucariotas contienen orgánulos más especializados en comparación con las procariotas, como el retículo endoplasmático, el aparato de Golgi, las mitocondrias y los lisosomas.
Los ribosomas eucariotas son más grandes. Se componen de una subunidad 60S grande y una subunidad 40S pequeña que se juntan para formar un ribosoma 80S completo; las células procariotas, por su parte, tienen ribosomas 70S. El ADN de las eucariotas se encuentra dentro de un núcleo, mientras que el de las procariotas se encuentra libre en el citoplasma, en una región llamada nucleoide.
Los procariotas también contienen plásmidos, que son pequeños fragmentos circulares de ADN de los que se sabe que tienen la capacidad de replicarse de manera independiente del ADN del núcleo. Durante buena parte del siglo se creyó que esto era una característica de las células procariotas o bacterianas, pero de acuerdo con los hallazgos científicos posteriores, también aparece en algunas células eucariotas. Los plásmidos se han descubierto de manera natural en hongos y ciertas plantas superiores, pero aún no está claro que existan en las células animales.