Diseño experimental
En un experimento, se cambian deliberadamente uno o más factores para observar el efecto que tienen estos cambios en una o más variables de respuesta. El diseño experimental es un procedimiento eficaz para planear los mismos, de forma que los datos obtenidos puedan utilizarse para explicar los cambios en las variables de respuesta.
Durante el diseño de un experimento, hay que considerar primero la hipótesis a evaluar. Cuando se trata de evaluar el efecto de un cierto factor (por ejemplo, la concentración de un compuesto químico) sobre una cierta variable de respuesta (por ejemplo, el ritmo de crecimiento de una macroalga), es importante tener tanto grupos de «tratamiento» (con adición del compuesto químico) como grupos de «control» (sin adición del compuesto químico). Tener ambos grupos garantiza que el efecto observado en la variable sea causado por el factor que se ha modificado en el grupo de tratamiento.
Una vez que se han decidido los tratamientos necesarios, es importante establecer el número de réplicas que van a utilizarse. Una réplica es la repetición de las mismas condiciones experimentales (tratamiento). Las réplicas son necesarias para garantizar que los cambios ocurridos en respuesta a la variable, han sido realmente causados por el factor modificado, y no debido a cambios en otros factores o diferencias entre individuos. Normalmente, la cantidad mínima de réplicas (del mismo tratamiento) necesarias para considerar el resultado fiable es de tres. Con menos de tres réplicas, la mayoría de las pruebas estadísticas no pueden aplicarse a los datos. Por otra parte, cuantas más réplicas haya, más fiables serán los resultados. No obstante, para reducir la complejidad de los experimentos, suele acordarse un número de réplicas y/o tratamientos manejable.