Estructura de la membrana plasmática
La membrana celular o membrana plasmática es una bicapa lipídica anfipática. Los lípidos anfipáticos tienen una cabeza hidrofílica (atraída por el agua) y una cola hidrofóbica (repelida por el agua). En un medio acuoso, estos lípidos se distribuyen de forma natural en una bicapa lipídica esférica, de forma que las cabezas hidrofílicas miran hacia el agua y las colas hidrófobas están enterradas en la bicapa lipídica, alejadas del agua.
Las bicapas lipídicas poseen una fluidez y una elasticidad naturales. El lípido más abundante de la membrana plasmática eucariota son los fosfolípidos, si bien la membrana también contiene otros lípidos, entre los que están los esfingolípidos, el colesterol y los glucolípidos. Estos lípidos cambian las propiedades de la membrana. Por ejemplo, una alta proporción de colesterol hace que la membrana sea menos fluida, pero también evita que sea demasiado rígida a baja temperatura. Además de los lípidos, la membrana plasmática contiene proteínas. Los componentes de la membrana plasmática pueden moverse en sentido lateral por la membrana.
Los lípidos forman la barrera que rodea la célula, mientras que las proteínas cumplen la mayoría de las otras funciones. De modo significativo, las proteínas son las responsables de transportar la mayoría de las moléculas a través de la membrana plasmática. Esto convierte a la membrana plasmática en una barrera selectiva. Puesto que las células están altamente especializadas, las necesidades de las células y, por tanto, la composición de la membrana, varía entre organismos, e incluso entre distintos tipos de células.
A la estructura y función de la membrana plasmática también se las conoce como el modelo de mosaico fluido (figura 1).
Figura 1: Modelo de membrana plasmática con fosfolípidos, esfingolípidos, colesterol, glicolípidos (pequeñas esferas con colas de diferentes colores) y proteínas (objetos más grandes de color rojo, amarillo y azul).