Retroalimentación hormonal
El cuerpo usa una gran variedad de mecanismos para mantener los niveles de hormonas perfectamente regulados. Un mecanismo imprescindible son los circuitos de retroalimentación, en los que una hormona (por ejemplo, el estrógeno) se retroalimenta para controlar su propia producción. Esto puede conseguirse mediante un circuito de retroalimentación positiva o un circuito de retroalimentación negativa.
En un circuito de retroalimentación negativa, un estímulo, como una hormona o un neurotransmisor, hace que se libere un producto, como el estrógeno. Cuando el producto alcanza cierta concentración en el torrente sanguíneo, les indica al hipotálamo y al lóbulo anterior de la pituitaria que dejen de liberar la hormona estimulante o el neurotransmisor, lo que hace que se reduzcan los niveles del producto. Por ejemplo, la testosterona, la progesterona y el estrógeno afectan la producción de GnRH, FSH y LH del hipotálamo y del lóbulo anterior de la pituitaria mediante retroalimentación negativa, para reducir así su propia producción.
El circuito de retroalimentación positiva es el circuito contrario. Un producto indica que hay que producir más hormona estimulante o neurotransmisor, lo que provoca el incremento continuado del producto.
En las figuras siguientes, puedes ver resaltadas en naranja algunas de las hormonas que actúan de esta manera.
Circuitos de retroalimentación de hormonas reproductivas femeninas:
Circuitos de retroalimentación de hormonas reproductivas masculinas: