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Inflamación del intestino delgado

El epitelio del intestino delgado está constantemente expuesto a diferentes microorganismos y sustancias extrañas. Proporciona una barrera tanto física como inmunológica contra estos desafíos externos. Las células del epitelio escanean constantemente el entorno en busca de antígenos para poder reaccionar rápidamente a los patógenos. Debido a esta exposición constante, los linfocitos están siempre presentes en el intestino en una proporción aproximada de 6-40 linfocitos por cada 100 células epiteliales.

Si un linfocito detecta un antígeno, la célula inmunitaria envía inmunoestimuladores y se inicializa una cascada de señales. Se reclutan más linfocitos, que migran al tejido inflamado. Los cambios radicales de la arquitectura epitelial provocan una disminución de la longitud de las vellosidades, la apoptosis de las células epiteliales y el agrandamiento de las criptas. Estos cambios disminuyen el área de superficie del intestino delgado, lo que a su vez conduce a una disminución en la absorción de nutrientes.

Imagen de microscopía de una vellosidad. Las células epiteliales se ven en una capa apretada con grandes núcleos de color púrpura. Se ven núcleos más pequeños, redondos y oscuros que penetran en las vellosidades e incluso en el medio de la capa epitelial.

Figura 1: Vellosidades inflamadas con linfocitos invasores (marcados en azul).

La inflamación del intestino delgado puede ser causada por patógenos transmitidos por la comida, como la salmonela o por enfermedades autoinmunes como la enfermedad celíaca.