Extracción líquido-líquido
La extracción líquido-líquido es un método de separación basado en las propiedades físicas de distintos compuestos. Para realizarla, se extrae el soluto de interés de una fase líquida hacia otra fase líquida inmiscible con la anterior en la cual el compuesto tiene una solubilidad relativa mayor. Las dos fases líquidas inmiscibles son normalmente agua (fase acuosa) y un disolvente orgánico (fase orgánica). El instrumento más usado para este fin es el embudo de separación.
El método de la extracción líquido-líquido se basa en el concepto de la solubilidad relativa. El soluto se distribuye en una proporción concreta y predecible entre los dos disolventes inmiscibles en función de la solubilidad que tiene en cada uno. Es importante asegurarse de que el soluto sea más soluble en el disolvente de extracción que en el otro, de manera que al repartirse, la fase de extracción se vea favorecida. La solubilidad relativa de un soluto entre dos disolventes inmiscibles se puede medir con el coeficiente de reparto (K), la proporción entre las concentraciones de un soluto en dos disolventes inmiscibles en equilibrio.
La solubilidad de un soluto de interés se basa en el principio de «semejante disuelve semejante»; es decir, un soluto muy polar será más soluble en un disolvente muy polar y viceversa. Por ejemplo, si un compuesto orgánico (como la cafeína) se disuelve en un disolvente acuoso (agua) y después se mezcla con un disolvente orgánico (como el diclorometano), la cafeína se repartirá favoreciendo el disolvente orgánico, ya que es más soluble en esa fase.
Es importante tener en cuenta que el soluto sigue presente en ambas fases y que es posible que se necesiten varias rondas de extracción para transferir una gran cantidad de soluto al disolvente de extracción.