Mezcla del hormigón
El hormigón es una mezcla de pasta y áridos. La pasta, compuesta de cemento y agua, recubre la superficie de los áridos finos y gruesos. Por medio de una reacción química llamada hidratación, la pasta se endurece y gana fuerza, de manera que rodea y fija el árido para formar la masa rocosa que conocemos como hormigón. El hormigón de buena calidad debe ser lo suficientemente fluido en estado fresco como para ser transportado y colocado en el encofrado con una buena cohesión. Las propiedades del hormigón fresco son de gran interés, pues influyen de modo directo en la manipulación, la colocación y la consolidación, además de las propiedades del hormigón endurecido.
La clave de conseguir un hormigón fuerte y duradero se encuentra en una cuidadosa proporción y mezcla de los ingredientes. Los ingredientes que se van a procesar deben seguir unas proporciones de mezcla específicas, y el contenido de humedad de los áridos debe determinarse en función de sus condiciones saturada y superficialmente seca (SSS), de forma que no se altere la proporción específica de agua/cemento. En general, cuanta más alta sea la proporción agua/cemento, mayor será la viabilidad del hormigón fresco, puesto que mezclar más agua puede lubricar la muestra; no obstante, la fuerza disminuirá. Todos los ingredientes deben añadirse y mezclarse de manera correcta y en profundidad en la hormigonera durante un lapso adecuado de tiempo.
La figura de abajo muestra el procedimiento de mezcla según el AS 1012.2:2014.
Figura: Procedimientos de mezcla.