Tejido muscular
Los tejidos del músculo esquelético, liso y cardíaco realizan varias funciones importantes en nuestro cuerpo:
Movimiento
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Movimiento externo: los músculos esqueléticos están unidos a los huesos y se estiran sobre las articulaciones para hacer que el esqueleto se mueva a medida que se contraen. Otros nos permiten expresar las emociones a través de expresiones faciales.
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Movimiento interno: el tejido muscular liso y esquelético es responsable del «movimiento oculto», que incluye la respiración, la digestión, la circulación de la sangre, la micción y la defecación.
Estabilidad
- Los músculos esqueléticos mantienen nuestra postura y previenen movimientos no deseados.
Control de esfínteres
- Los esfínteres del tejido muscular esquelético (voluntario) y liso (involuntario) controlan las aberturas de nuestro cuerpo y el paso de alimentos y líquidos.
Termorregulación muscular
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En reposo, las contracciones de los músculos esqueléticos producen hasta un 30 % del calor corporal. Durante el ejercicio, la producción de calor aumenta hasta 40 veces.
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El músculo liso se encuentra en la pared de las arterias que suministran sangre a la piel. Cuando estas arterias se relajan, fluye más sangre hacia la piel, lo que aumenta la pérdida de calor. Cuando las arterias se contraen, disminuye el flujo sanguíneo a la piel y el cuerpo pierde menos calor.
Control glucémico
- Los músculos esqueléticos estabilizan los niveles de azúcar en sangre absorbiendo glucosa y almacenándola como glucógeno. Se pueden almacenar hasta 500 g de glucógeno en los músculos esqueléticos, y el glucógeno se convierte en energía para las células musculares cuando es necesario.