Nomenclatura de los aniones
La convención de la IUPAC para nombrar los aniones es la siguiente:
Raíz del elemento + -uro
Por ejemplo, para hacer «cloruro», tomamos la raíz del elemento «cloro», clor-, y le añadimos el sufijo -uro.
Cuidado, hay excepciones en esta regla. La primera es que si al unir la raíz y el sufijo quedan dos vocales juntas, se simplifican. Por ejemplo, el nitrógeno forma nitruro, no «nitrouro», ya que la última -o de la raíz se elimina. Por otro lado, en el caso de algunos elementos como el azufre, al nombrar los compuestos que forman, no tomamos su raíz en español, sino la variante latina; en este caso, el anión se llama «sulfuro», de la raíz latina sulfur. Por último, hay aniones que no toman el sufijo -uro, como el oxígeno, que forma el anión «óxido».