Obesidad y genes
La obesidad se ha convertido en una epidemia global cuya causa principal es, sin duda, los cambios drásticos en el estilo de vida (aumento de la ingesta de calorías y disminución del ejercicio). No obstante, en las últimas décadas, se ha puesto en evidencia que los genes también influyen en la obesidad, y cada vez se hacen más esfuerzos por identificar los genes y las variantes génicas relacionadas con ella.
Una mutación es un elemento génico/genético (por ejemplo, un factor de transcripción, un factor regulatorio) que puede alterar la función original del gen, provocando una mayor tendencia a la obesidad. Una alteración del nivel de expresión de los genes también puede afectar al estado de obesidad. Por ello, tanto los estudios sobre mutaciones como los de la expresión son relevantes para la investigación del trasfondo genético de la obesidad. En concreto, la búsqueda de genes expresados de distinta manera en individuos obesos y delgados puede aportar datos importantes, puesto que estos genes pueden desempeñar un papel importante en la obesidad.
El cerdo como modelo
Para el estudio de la obesidad se prefiere el cerdo como modelo, puesto que se parece a los humanos de varias maneras: en el tamaño del cuerpo y los órganos, en la composición de la dieta, en los hábitos alimenticios, en la fisiología y en el genoma. Además, el uso de un modelo animal facilita la posibilidad de una dieta y un apareamiento controlados, aparte de un muestreo ilimitado, ambas limitaciones corrientes en los estudios con humanos.