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Desintegración radiactiva

La desintegración radiactiva es el proceso por el cual un núcleo atómico inestable pierde energía emitiendo radiación. Esta radiación se puede emitir en forma de partículas alfa, beta o gamma, que dan nombre a los tres tipos de desintegración radiactiva: la alfa, la beta y la gamma.

La desintegración radiactiva es un proceso estocástico (aleatorio) para cada átomo individual; es decir, es imposible predecir cuándo se desintegrará un núcleo radiactivo. Sin embargo, podemos usar un parámetro llamado período de semidesintegración para describir la probabilidad de que un átomo se desintegre.

El período de semidesintegración de un isótopo representa el tiempo que tardan la mitad de sus átomos en desintegrarse en otros elementos o isótopos más estables. Por ejemplo, el carbono-14, un isótopo radiactivo de carbono, tiene un período de semidesintegración de 5.700 años. Esto significa que si tenemos un material que contiene una cierta cantidad de carbono-14, después de 5.700 años, la cantidad de carbono-14 que contenga será la mitad de la inicial. En este caso, el 50 % de los átomos de carbono-14 habrán pasado por una desintegración beta y se habrán convertido en nitrógeno-14.

La desintegración radiactiva es un proceso con muchas aplicaciones. En concreto, el carbono-14 se usa para datar fósiles. Podemos deducir la concentración de carbono-14 en el pasado por varios métodos indirectos. Después, podemos medir la concentración de carbono-14 que tiene el objeto en el presente y así calcular cuánto queda. Puesto que sabemos que el período de semidesintegración del carbono-14 es de 5.700 años (la mitad del carbono-14 se habrá desintegrado pasado ese tiempo), el carbono-14 que queda en el fósil es un indicador directo de su antigüedad. Esta técnica se usa en todo el mundo para determinar la edad de los fósiles de hasta 50.000 años de antigüedad.