Oxoaniones y oxácidos del azufre
El sulfito y el sulfato son los dos oxoaniones de azufre más comunes. Ambos se usan en multitud de objetos cotidianos. Por ejemplo, puedes encontrar sulfatos, SO42-, en el champú y la pasta de dientes. El motivo por el que estos productos llevan sulfatos es que ayudan a hacer espuma. Cuando forman parte de compuestos químicos como el lauril sulfato de sodio (SLES), los sulfatos son capaces de unir agua y aceite, lo cual es esencial para que se produzca espuma.
Por otro lado, los sulfitos se encuentran en muchos alimentos. Se generan de manera natural en el vino, pero en el caso de otros alimentos, los añadimos artificialmente para conservarlos. Por ejemplo, se añaden a las frutas desecadas para detener el proceso de maduración y que no se pongan marrones.
La utilidad de los sulfatos y sulfitos en nuestra vida cotidiana es evidente, pero ¿qué hay de sus ácidos correspondientes, el ácido sulfúrico y el sulfuroso? El ácido sulfúrico es un ácido fuerte y por tanto, se usa en la industria química. El ácido sulfuroso quiere convertirse en ácido sulfúrico uniéndose a otro átomo de oxígeno, por lo que es un agente reductor. Así, el ácido sulfúrico y el ácido sulfuroso tienen muchas aplicaciones, aunque también podemos encontrarlo en cosas menos agradables, como la lluvia ácida.