Estructura del sistema respiratorio
Los pulmones son los órganos principales en el proceso de respiración. El pulmón derecho y el izquierdo se diferencian sobre todo porque la zona del izquierdo también alberga el corazón, de modo que este pulmón es más pequeño (dos lóbulos y una cisura) que el derecho (tres lóbulos y dos cisuras).
Hay varios músculos que participan en los procesos respiratorios, como el diafragma, los músculos intercostales y los músculos pectorales menores.
Figura 1: Vista general de los músculos y órganos que desempeñan un papel esencial en la respiración.
Circulación del aire:
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Al inspirar, el aire entra en la cavidad nasal, donde la membrana mucosa atrapa las sustancias contaminantes y los agentes dañinos para proteger los pulmones.
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A continuación, el aire pasa por la faringe hacia la laringe, la cual contiene una válvula que se abre al respirar, pero se cierra cuando tragamos comida para evitar que esta se vaya por las vías respiratorias.
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La laringe también es la parte que conecta las vías respiratorias con la tráquea, donde los bronquios se bifurcan en el bronquio izquierdo y el bronquio derecho.
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Los bronquios se subdividen en ramas más pequeñas, que acaban en los bronquiolos, formados por alvéolos en los que tiene lugar el intercambio de gases.
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Los alvéolos son el lugar donde se oxigena la sangre y donde se eliminan los productos de deshecho (como el CO2).
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Los pulmones están cubiertos por una doble capa de pleura, que se repliega sobre sí misma para formar una barrera protectora. La parte interna, conocida como pleura visceral, y la capa externa, conocida como pleura parietal, están separadas por un espacio llamado cavidad pleural. Este fluido es crucial para el funcionamiento de los pulmones, pues evita que los pulmones experimenten una fricción excesiva durante la respiración.